Funny fic robsten: I love your bubbies.- oneshot.

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“I love your bubbies.”

Su expresión era furibunda y sus ojos, fulminantes. Su mirada esmeralda estaba oscurecida peligrosamente y sus finos labios torcidas en una mueca de desaprobación. Incluso sus mejillas estaban levemente coloreadas de ira contenida, y sus pequeñas manos reposaban en su estrecha cadera. Toda su actitud era desafiante.

Todo lo que se oía en la habitación era el repiqueteo de uno de sus pies contra el suelo, haciendo que el sonido chocara contra las paredes del cuarto e hicieran eco en el ambiente.

Robert la observó, pensando en lo hermosa que se veía con aquella expresión de fierecilla, pero también deduciendo que ese brillo en sus ojos verdes solo podía significar una cosa; estaba en problemas. Y si eso no terminaba de confirmárselo del todo, tenía todo el resto de su postura corporal para hacerse una ligera idea. Solo una ligera. Sus pequeñas manos en sus caderas se contraían y se aflojaban, como si estuviera conteniendo el impulso de apretar algo entre sus dedos y descargar el poder de su fuerza.

Sin saber porque, una imagen cruzó de forma fugaz su mente. Se veía a ella, con su expresión imponente y sus ojos llameando de ira, sobre él, con sus pequeñas manos sosteniendo su cuello y aplicando presión hasta que su rostro comenzaba a adquirir tonos morados y los ojos se agrandaban más de lo normal. Un escalofrío atravesó su espina dorsal, seguido de un cuestionamiento. ¿Por qué mi kiki querría hacerme algo así? Pensó para sus adentros, divertido, aunque su mofa carecía de la fuerza y seguridad que le hubiera gustado. Frunció el ceño. Quizás la tensión casi tangible en el ambiente le estaba haciendo imaginar cosas.

“Mi amor, ¿pasa algo? ¿Acaso hice algo mal?” le preguntó, con la característica dulzura con la que estaba acostumbrado a dirigirse a ella. Sin embargo, su vos se quebró una vez, producto de los nervios.

Se maldijo una vez.

Y también volvió a cuestionarse el porqué.

Rememoró las dos semanas en un rápido conteo en su mente, la gira por Francia, España, Londres, Sídney… Las entrevistas también pasaron como un flash frente a sus ojos, las preguntas, sus rebuscadas contestaciones… ¿Había hecho algo mal? Se preguntó otra vez. ¿Había hablado mal de ella, en alguna entrevista, quizás? Se preguntó también, desechando casi enseguida la idea. No había manera en que él dijera algo que pudiera desprestigiar o avergonzar a Kristen en público, en una entrevista que llegaría a millones. La amaba y la respetaba demasiado para ello.
Entonces, ¿qué había hecho mal? ¿Con qué acción se había ganado esta vez la mirada del mal? Se había portado bien.

Kristen ensancho sus ojos cuando la pregunta llego a sus oídos, solo una breve fracción de segundo, pero lo suficiente para que Robert pudiera distinguir como las aletas de su nariz se ensanchaban y sus labios se contraían en una mueca, casi como si estuviera rugiendo.

Yeah, su bebé estaba jodidamente enojada. 

Eso era increíblemente caliente.

Pero también lo ponía nervioso. Bastante jodido. Retorció los dedos de sus manos al no saber qué hacer con ellos, con la seguridad de que aquello solo podía significar que estaba en problemas. Y eso nunca podía presagiar nada bueno.

“¿Bebé?” insistió, al ver que no obtenía respuesta.

Finalmente, Kristen abrió la boca y algo parecido a un rugido escapó entre sus labios.

“¿Qué pasa?” repitió, con tintes de ironía en su voz. “Pasa que, Robert Thomas Pattinson; estoy esperando.”

“¿Esperando?” repitió, atónito. “¿Qué estás esperando?”

“A que vengas aquí y me hagas el amor. ¿Oh, o mis pechos no son lo suficientemente apetecibles para ti? ¿Prefieres ir a mirarle las tetas a la Witherspoon?”



Robert abrió los ojos en par, tanto que parecía que se desprenderían de su rostro. Incluso sus labios se separaron, mientras observaba atónito a Kristen. ¿Qué demonios….? Se pregunto. Su amor estaba loca. ¿De qué diablos estaba hablando?

“¿Qué estás diciendo? Mi amor.” Parpadeo confundido. “Tú sabes que yo amo tus pechos. Te lo he demostrado muchas veces… y n-.”
Iba a seguir hablando, pero ella lo cortó con una mirada mortal. Una de sus miradas del mal marca registrada. Fue cuando las palabras tetas y Witherspoon llegaron a su cerebro e hicieron conexión.

“Kristen.” Exhaló exasperado. “¿Qué demonios tiene que ver Reese y sus… sus pechos, en todo esto? No te entiendo. Estás enojada conmigo y no entiendo porque, menos aún cuando me hablas de los pechos de otras personas. ¿Quieres que te haga el amor? ¿Es eso? No le veo ningún problema.”

Vio como se mordió los labios y como la comisura de sus ojos se aguaron un poco, y se pregunto si se quería reír o quería llorar. Santo Dios que no sea lo segundo, no lo soportaría. ¿Pero por qué se querría reír? ¿Se reiría de él? ¿En su cara? ¿Por qué?

“Fuck Rob, ¡para ser inteligente, a veces eres bastante lento!” exclamó, levantando sus manos exasperada. Camino hacia la cama, a la mesita de luz que estaba al lado y cogió su blackberry. Apretó un par de teclas y sin ningún tipo de delicadeza le arrojo el celular a Rob, casi acertándole con él en la cabeza. Pero reacciono lo suficientemente rápido para evitar que el daño pasara a mayores.

Confundido, atónito, dirigió su mirada a la pantalla del celular, sin comprender lo que Kristen estaba tratando de comunicarle, pero deduciendo que aquello era lo más inteligente por hacer. Abrió los ojos en par cuando la foto llego a su retina y juro, por un segundo, breve pero conciso; que su respiración había cesado.

Santa mierda.

¡Estaba jodido!

¿Cuándo demonios había pasado eso? ¿En qué momento el se había girado hacia ella y le había mirado de manera tan… descarada esas partes? Ni siquiera recordaba haber visto algo. Santa mierda. Pero qué cara de pervertido tenía en esa maldita foto, pensó. Luego, fulmino su propia imagen en la fotografía con la mirada.

Muchas gracias, amigo. A buena hora decides traicionarme.

“Robert Pattinson fue captado observando el hermoso escote de la actriz Reese Witherspoon. (…) En las entrevistas afirman que es todo un caballero, pero al final, él es solo un hombre (…)”

Abrió los ojos como plato ¿eso es lo que habían estado diciendo de él en su ausencia los medios? Por ese… pequeño descuido. Es decir, ¡vamos! Él solo estaba mirando el suelo, cuando de repente… bueno, ese es un escote demasiado grande para pasar desapercibido, incluso por el rabillo del ojo… además, no pueden culparlo. ¡No por ser un jodido hombre como todo el mundo dice! Le grito su conciencia. Si no porque había sido un jodido accidente ¡Un accidente! ¡Sí, era verdad! Era tan… abierto y vistoso que fue algo que sin querer le llamo la atención y antes de que se diera cuenta, sus ojos fueron a parar a ese lugar. ¡Quizás eso explicaba su expresión de pervertido! ¡En realidad, era la sorpresa, mesclada con el disgusto! ¡Ni siquiera había visto nada! Es decir, ¡el amaba a su Kristen…!

Ningún pecho era más firme, más suave y más hermoso que el de su mujer… cualquier otro, le daba incluso cosas en el estómago de tan solo pensarlo… su debilidad eran los traseros de las mujeres, aunque técnicamente, fue Kristen la que le impuso eso con sus nalguitas cremosas y respingadas, uhm sí.

  ¡Rob, enfócate!

Miro el rostro de Kristen, quien lo observaba con una expresión inescrutable, por lo que era difícil leer sus emociones. Pero sus ojos, conservaban aquella chispa de locura que le indicaban era solo una careta y que detrás de la aparente calma, se escondía la tormenta. Y aparentemente, detrás de su calma estaba jodidamente encabronada.

“Mi amor…” su voz sonó entrecortada. “Puedo explicarlo”

“Menos mal, porque sigo esperando” dijo ella, con voz ácida y sus brazos firmemente cruzados bajo sus pechos, provocando que éstos sobresalieran.

Rob sacudió la cabeza, tratando de alejarse de esos pensamientos. Sobre todo, por las palabras que vinieron después.

“Cuando te digo que aún no te corte las bolas, no te estoy mintiendo al decirte que no lo hice porque pensé en mi y no en ti, ¡no te miento!”

Trago en seco.

¡Rob, enfócate! Le volvió a gritar su conciencia. Sí, aún se le ocurría aparecer a la ingrata. Bien pudo haberlo hecho cuando él estaba mirando sin querer el jodido escote, cuando le entro la sorpresa y una mala sensación en la boca del estómago, parecido a las náuseas, cuando le ingreso el pánico en el cuerpo y su mente se quedo sin reaccionar por unos minutos. No, no me gusta. Fue lo que le dijo su mente. Que mal. Le hubiera dicho; deja de mirar, hijo de puta. Te están fotografiando. Sí, eso hubiera sido más productivo.

Si su conciencia fuera una persona, la golpearía.

Por lo visto, se había quedado demasiado tiempo en silencio, más de lo que era aceptable en una conversación, en el límite de tiempo entre una pregunta y una respuesta; porque el rostro de Kristen se ensombreció de manera visible.

“¡Increíble!” exclamó, elevando sus manos al aire. “No, ¡esto es malditamente fantástico!”

Entonces, dos cables hicieron conexión en el cerebro de Rob y finalmente, reacciono.

“¡Mi amor! ¡No es lo que crees!” exclamó, corriendo tras ella que había salido de la habitación. “¡Fue un accidente, ni siquiera me gusto!” Kristen se giro a fulminarlo, aniquilarlo con la mirada, haciendo que palideciera visiblemente. “Que digo, ¡ni siquiera vi nada, lo juro!”

“¿Seguro? En esa foto parece que le estabas mirando bien adentro.”

“Olvida esa jodida foto, mi amor. Te engaña. Créeme cuando te digo que me has trastornado hasta el punto que ni siquiera puedo mirar el escote de otra mujer sin sentirme… culpable y nauseabundo. Mi amor, por favor, créeme.”

Él hablaba con total sinceridad.

Aquello siempre funcionaba con su Kristen; hablar con la verdad. Sí ella tenía que castrarte por eso después, al menos tendría consideración por tu honestidad y lo haría de forma más rápida y menos dolorosa.

Pero la expresión de Kristen no cambio, y cuando abrió su boca supo que había captado el lado equivocado de sus palabras. “¿Estas admitiendo que ya has mirado el escote de otras mujeres?” dijo en todo calmado, chasqueando la lengua con disgusto al final. “Fuck off, babe

Y siguió caminando, sin siquiera dignarse en dirigirle una de sus miradas.

“¡Babe, no vi nada, lo juro! ¡Estaba mirando hacia abajo y un enorme pedazo de tela se movió y me asuste! Entonces cuando me gire solo lo vi y ya era demasiado tarde, no te enojes conmigo babe, ¡sabes que yo solo amo tus pechos! ¡Porque son firmes, suaves y hermosos! ¡Tú sabes que amo el adorable color rosado de tus pezones!”

El rubor se arremolinó brutamente en las mejillas de ella, quién lo miraba con ojos incrédulos. Rob por un momento casi sintió que podía leerle la mente. ¿Cómo puedes decir eso? Casi la podía escuchar hablar, con el típico tono avergonzado que usaba cuando él le susurraba cosas insinuantes en el oído cuando estaban en algún lugar público.

“Rob…” gimió vergonzosamente.

Era un buen momento para intentar un movimiento, confirmó.

Se acerco a ella y poso sus manos suavemente en su cintura,  atrayendo su cuerpo hacia él para poder posar sus labios en su oído.

“No te enojes conmigo, babe. Recuerda que prometimos jamás reaccionar por ninguna cosa que algún periodista publique en internet, que confiaríamos en el otro. Tú sabes que no soy el tipo de hombre que mira el cuerpo de otra mujer que no sea la mía, ¿qué te puedo decir? Si sabes que soy un anticuado. Sabes que no te miento cuando te digo que amo tus pechos y solo los tuyos consiguen captar mi atención; desde la piel cremosa que los rodea, su suavidad, su firmeza, el precioso y adorable rosado que corona tus bellos pezones… ¿sientes esto, amor?” le preguntó, mientras apretaba su pequeño cuerpo contra su ya prominente erección.

Ella jadeo e inclino un poco su cabeza hacia su espalda, pero no se veía dispuesta a ceder aún.

“¿Te excita que peleemos?” jadeo.

“No.” Remarco. “Me excita pensar en ti. ¿Sientes eso? Ninguna otra mujer puede lograr que me endurezca de esta manera… no, miento. Ninguna mujer puede lograr que siquiera mi amigo tenga ganas de salir de siquiera.” Susurro en su oído, dejando un cálido beso debajo de su oreja.

Antes de que ella tuviera tiempo de responder, sus manos se colaron debajo de su camiseta, dejando un rastro sugerente de caricias desde su vientre hasta el contorno de sus senos, los cuales bordeo con sus dedos en un toque casi imperceptible, poniéndole la piel de gallina.

“Mierda… Rob. No es justo.” Dijo ella, pero su voz careció de toda la firmeza que a ella le hubiera gustado.

Robert comenzó un camino de besos mariposas por su cuello, hasta llegar a su mejilla y finalmente a sus labios. Cuando ella jadeo contra su boca y enredo sus dedos entre su cabello castaño, supo que cuando terminaran, estaría perdonado.

Bueno, al menos tenía garantizado el bienestar de su inventario.

4 comentarios:

  1. mmm... falta el lemmon!!!!
    haha... me divirtio y esta super wow!!!!
    pobrecito d eRob... hhaha... haber, pars q esta de fisgon... haha.. me gusto, peor te falta el lemmon d ela segunda parte!!!!
    bsss!!!!!

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  2. jajaja me reí muchisimo en serio!!!!! XD está genial el capi!!!! como siempre te he dicho escribes genial!!!! saludos de tu seguidora nuemro unoooo desde Colombia

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  3. wooow primera vez k leo de robsten
    pero me encanto superdivertido
    aunke keda deviendo el lemmon
    cuidate
    nos leemos
    *n_n*

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