Cap 2 ~What a wonderful...

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CAPITULO 2.
Crasss… el sonido fue rotundo e hizo eco en el ambiente. Edward, reprimió el impulso de sonreír abiertamente e hizo una mueca con los labios para disimular su diversión mientras veía como la cara de Eric giraba completamente y el rojo en una de sus mejillas comenzaba a formarse. La chica frente a él lo fulminaba con los ojos y la mano que había usado para abofetearlo aún seguía suspendido en el aire, como si estuviese preparada para volverlo a usar en caso de que fuese necesario.
Eric se giró hacia ella sorprendido y boquiabierto. -¿Y eso? ¿Por qué?
-Por cerdo. – respondió ella, con voz cortante.
-¡Cerdo! ¿Yo? Solo te pregunte cuáles eran tus medidas. No le veo nada de malo a que una persona quiera saber…
Crasss volvió a sonar, su mejilla ya coloreada pareció encenderse en llamas esta vez. La chica se giró y después de darle una mirada despectiva, lo abandonó meneando las caderas.
-¡Tus zapatos! – le gritó Eric mientras ella se marchaba. – ¡Estaba preguntando la medida de tus zapatos! ¡Mi tío es zapatero, por el amor de Dios!
El muchacho suspiró exasperado y cruzando la calle a la vereda de enfrente, encontrándose con Edward sentado en una banca. El muchacho tenía una mano en los bolsillos y cuando vio que Eric se sentaba a su lado, aparto la mirada disimuladamente, silbando por lo bajo.
-Las tipas están locas. A este paso nunca tendré una novia en mi vida. – se quejó, sentándose al lado de su amigo.
Edward dejó de silbar un momento y se volvió hacia él. –Quizás deberías dejar de tratar de conquistarlas regalándole zapatos gratis. Créeme, no es atractivo.
-¿Cómo sabes que estaba haciendo eso?
-Amigo, te escuché gritando ¡mi tío es zapatero! No necesito un gran poder de deducción con eso. Imagino lo interesado que habrás estado por saber el tamaño de sus pies.
Miro hacia Eric con una ceja arqueada y una mirada burlona.
Su amigo se sonrojo un poco y apartó la mirada. –Eran unas caderas impresionantes. No me di cuenta que hice la pregunta en voz alta.
Edward sonrió. – Tienes razón; nunca vas a tener novia. Deberías comenzar a considerar amarte a ti mismo. Al menos tú no te romperás el corazón.
Eric negó, su rostro se veía afligido.
-Eso ya lo hago. De vez en cuando me rechazó, para no perder el interés. Pero eso no llena el vacío, hay cosas que uno prefiere que le hagan y no tener que hacerse a sí mis…
-No necesito saberlo.
Con una expresión de asco, Edward se volteó hacia donde estaba mirando antes de que su amigo viniera a sentarse a su lado. Unos segundos después, su expresión pareció relajarse. Abrió las piernas y alzó una sobre la otra, colocando el tobillo sobre su rodilla y formando un perfecto triángulo, la postura típica de un hombre cómodo. Comenzó a silbar de nuevo.
De repente, sacó el celular del bolsillo y miro la hora en la pantalla. Frunciendo un poco el ceño, se levantó de golpe de su asiento y miro hacia su amigo.
-Tengo clases, debo irme.

~w~w~w~

El rubio se miro en el espejo, observando el reflejo que éste le ofrecía. Su rostro estaba pálido, muy pálido. Sus ojos estaban rojos, pero bien podía ser por las lágrimas que había estado conteniendo. Observo el celular que tenía en la mano y sintiendo toda la impotencia que la situación ameritaba, arrojó el aparato con fuerza contra la pared, haciendo que le impacto lo partiera en tres.
Su siguiente impulso fue impactar su puño contra el espejo, pero al instante lo pensó mejor. No quería tener que lidiar con las cortaduras en sus nudillos después, ya le era suficiente con lo que estaba soportando ahora. Entonces, recordó algo. El bolsillo de sus pantalones empezaron a pesarle más de repente, provocando que el muchacho fuese incapaz de ignorar lo que dentro de ese bolsillo se escondía. Metió su mano y saco el contenido; era la última línea que le quedaba. Debía recordar pedirle a Carl que hablara con el tipo que les andaba proporcionando la coca últimamente. Sacó un billete y enrolló con dedos temblorosos alrededor de la línea.
Cerró los ojos y se metió el billete en una de sus fosas y entonces, empezó a inhalar. Al principio el olor era embriagador, luego, sentía como su organismo se iba acostumbrando, recibiendo con anhelo la droga. El efecto fue instantáneo. 
Sintió como su cuerpo comenzaba a elevarse, cómo la energía y la adrenalina comenzaba a transitar por sus venas, haciendo parecer que le recorría fuego. Y se sentía tan bien.
Trato de buscar en su mente algún recuerdo desagradable de lo que acaba de ocurrir, algún sentimiento, algún indicio de que algo malo había pasado, pero fue inútil.
Desesperado, comenzó a inhalar con más fuerzas, con más vehemencia. Sus manos apretaron el billete con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos con la presión. Entonces, escuchó un pequeño sonido, cómo si algo hubiera reventado. Y lo sintió, el polvo pasando a través de una de sus fosas y bloqueándole el paso del aire, atorado en medio del conducto. Sacó el billete al instante y comenzó a sonar, tratando de expulsar el polvo hacia afuera.
En su movimiento impulsivo, lo que quedaba de la línea fue a parar dentro de su boca, asfixiándolo. Se miró en el espejo y vio las manchas blancas debajo de la nariz, en las comisuras de sus labios, en su barbilla… sus ojos comenzaron a llorar por la falta de aire. Abrió el agua de la canilla y comenzó a beber frenético, buscando desatorar su garganta.
Al instante, se encontró retrocediendo, tosiendo y dándose palmadas en el pecho. El agua estaba tan caliente que hervía, dejándole sin ningún tipo de alivio. Forzó a todo su organismo a pensar, arrastrándose hacia la puerta, cuando recordó que había un bebedero justo enfrente del baño. Ni siquiera sintió en qué momento estaba agarrando el vaso de plástico, llenando hasta el tope y bebiendo con tanto frenesí que el agua escapaba por las comisuras de sus labios. Tiro el vaso a un lado, aún incapaz de encontrarse completamente aliviado y se arrodillo frente al bebedero, poniendo sus labios debajo del seguro. Movió la palanca a un lado y cerrando los ojos, disfruto el efecto de la coca y el agua helada acariciando su garganta.
-¿Mike? – escuchó vagamente a una voz masculina llamar.
Tomó unos cuantos tragos más antes de girar la palanca y poner de nuevo el seguro y girarse hacia su acompañante.
Un muchacho de ojos esmeraldas y cabello desordenado lo observaba, con el ceño fruncido y los ojos cautelosos. -¿Estás bien?
En el instante en que la pregunta abandonó sus labios, supo que había sido estúpida. Pero no se le ocurría nada mejor que pudiese decirse en el momento.
Mike se levantó tambaleante y Edward lo sostuvo del hombro antes de que haga cualquier otro movimiento.
El muchacho de cabello cobrizo entrecerró los ojos y observo el rostro del rubio, examinándolo. No fue necesario demasiado análisis para darse cuenta de lo que estaba sucediendo. Conocía al chico. Podía incluso considerarlo uno de sus amigos. Miro a sus costados para controlar que nadie estuviera prestando atención particularmente a alguno de los dos y con pasos rápidos, se movió para salir del edificio llevándose a Mike con él. Una vez afuera se lo llevó hacia el patio, entre los árboles y se sentó a la sombra de uno, llevándose al muchacho con él.
Edward no dijo nada en un buen rato. Se limitó a quedarse ahí, esperando que a Mike se le pasaran los efectos lo suficiente con para poder entablar una charla decente. Tomó 5, 10, 15 minutos antes de que pudiera ver los primeros fragmentos de cordura regresar a través de sus ojos azules.
-¿Qué demonios fue eso? Creí que eras más inteligente. O por lo menos, más discreto.
Mike no contestó. Se pasó una mano debajo de la nariz, limpiándosela y luego se quedo sentado ahí, inexpresivo. Edward lo conocía mejor que eso.
Estaba por levantarse e ignorarlo cuando finalmente, él habló.
-Mi mamá me llamó.
Silencio.
Lo observó, para demostrarle que tenía su atención y estaba esperando a que continuara.
-Me dijo que ella y Rodolfo pelearon de nuevo y que esta vez le sería muy difícil cubrir los moretones de su rostro. Me pidió que por favor pasara a la tienda a comprarle polvo, color canela. –una risa amarga brotó de su garganta. - ¿Te das cuenta? Tiene suficiente atrevimiento para llamarme y pedirme maquillaje, pero no para denunciar a ese tipo. O terminar con él.
-No puedes esperar a que tu madre haga algo. Lo siento, pero es la verdad. Tiene demasiado miedo a estar sola que prefiere la mala compañía antes que la soledad.  
-¿Acaso yo no le soy suficiente?
-No es lo mismo.
-Perra.
-Tú no vas a darle sexo y amor, Mike. Al menos no ese tipo de amor que ella cree que necesita para ser feliz. Y drogándote no vas a solucionar nada. El polvo con el que casi mueres asfixiado hoy tiene tanto efecto como las lágrimas de cocodrilo frente a situaciones problemáticas.
-No me drogo porque tengo problemas. Inhalo porque eso me hace feliz, me hace sentir bien. Pero puedo dejarlo cuando quiera. No seas tonto, Edward.
-Tú tampoco.
-Debo ir a casa, pero antes debo pasar por la tienda. Creo que acabo de perder cinco dólares en el baño. – se encogió de hombros. – robaré veinte de la billetera de Rodolfo cuando no esté mirando.
-Me parece razonable.
-Tienes razón. Que sean cincuenta.
Edward arqueo una ceja, pero no dijo nada. Tampoco intento detenerlo cuando lo vio alejarse por la vereda, ni siquiera para decirle que sus ojos aún estaban rojos.
~w~w~w~
-¿Estás segura?
-Debo hacerlo.
-No tienes que hacerlo.
-Sí, sí que debo. Es solo que… necesito un momento. Soy fuerte, Bella. Yo puedo.
La castaña se mordió el labio y pasó una vez más la mano por el abrigo que tenía enfrente, sintiendo su suavidad, perdiéndose en su textura. Era tan suave, de esos abrigos que te hacen desear que haga frío solo para poder ponértelos. Se giro hacia su amiga, una expresión indecisa cubría su rostro.
-Es un abrigo realmente bonito.
-Lo sé. Es por eso que ahora, con todo el dolor de mi corazón lo voy a desechar. Fuimos tan felices juntos… pero supongo que ha llegado el momento en el que tomamos caminos separados y conocemos nueva gente.
-Enserio que no tienes que hacerlo, Rose.
-Bella, el abrigo está plagado de esas pequeñas hormigas por todas partes. No puedo ponérmelo, ni tampoco puedo mandarlo a fumigar porque se arruinaría completamente. No me jodas.
-¿Pero es necesario que lo quemes? ¿No puedes simplemente no sé… tirarlo?
Rosalie suspiró teatralmente y la miró, con las cejas arqueadas. – Que falta de imaginación, mi querida amiga. Casi carece de cualquier tipo de diversión.
Bella puso los ojos en blanco, pero no argumento nada más. Rosalie extendió el abrigo frente a ella, encendedor en mano. Lo contempló una vez más, antes de girarse hacia su amiga, sin apartar la mirada de su amiga.
-¿Algunas últimas palabras?
-Quémalo para que pueda ir a la cocina. Tengo hambre.
-Está bien, lo haré yo. Querido, fuimos realmente felices juntos. Jamás olvidaré todos esos momentos en el que cubrías mi sensual cuerpo de miradas de hombres que no podían evitar que les creciera su anatomía cuando me veían pasar…
-Rosalie… - la interrumpió Bella, con el ceño fruncido.
-Todos esos momentos en el que te presumía cuando un montón de perras envidiosas me taladraban con la mirada porque no tienen ni mi altura, ni mi cabello, ni mis o-
-Rosalie…
-Todas esas tardes de invierno que… olvídalo, solo jódete, ¿quieres? Te atreviste a dejar que te invadan las hormigas, débil, ¿cómo pudis-
-¡Solo quema el jodido abrigo, por el amor de Dios!
-No olvides que te amo. – murmuró la rubia, antes de prender el encendedor y acercar las llamas a las puntas de los abrigos. Las llamas comenzaron a extenderse y a consumir todo el pedazo de tela que tenía a su alcance. La castaña sintió el calor de las llamas en su rostro y por un momento se pregunto si las llamas se verían tan impotentes cómo se sentían.
Finalmente Rosalie tuvo que tirar el abrigo y dejar que se quemara en el suelo, antes que las llamas le quemaran la mano con la que lo estaba sosteniendo.
La castaña suspiro. – Muy bien, eso fue bipolar. ¿Puedo ir a comer ahora?
-Ni de broma, tenemos que ir al centro comercial a reponer a este bebé. Conseguí algo de dinero esta mañana.
Bella se giro hacia ella con una expresión feroz. -Rosalie, voy a matar a alguien si no me alimento.
-Está bien, puedes comer algo de ida. Pero sube ya al auto.
-Dame un segundo, debo ir por mi bastón.

NA: Si notarón algo que carecía de realismo, me cuentan, ya que sigo investigando sobre algunas cosas. Y el fic ya tiene trailer, miren en el menu de arriba, donde dice "trailer fanfics"

2 comentarios:

  1. realmente es muy diferente al capi 2 que yo conoci...pero tengo q confesar q me volvi a enamorar "amor a sengunda vista". Y aunque mi reaccion sea "actualiza" estoy conciente d elo dificil q es volver a reescribir.
    Me gusta y le doy mi voto de excelente!!!

    nos seguimos leyendo pero no me martirises!!!(actu pronto)...ummm q paso con la conversacion del bar?? habra??

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  2. No conocia este fic antes!!!

    Pero ya me gusto, asi que espero que la sigas y me desenrolles un poco.

    =D

    Jessica Masen

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