Chasing cars. Prologo.

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Chasing Cars.


-¡Peeta! – grité, aunque era inútil.

Pero la constatación de ese hecho no me refrenaba o impedía que yo siguiera tratando.

Me acerqué más a él y cogiendo aliento, volví a gritar por él.

-¡Peeta! ¡Peeta! – nada. Recordé entonces lo que quería pedirle. –Date la vuelta. ¡No vayas hacia el frente!

Éste era uno de esos momentos en el que quieres patear y gritar de la impotencia. Porque sabes que tú eres el único que está presente, el único capaz de detenerlo. Pero al mismo tiempo, no puedes hacer nada al respecto.

Y yo era completamente impotente. Era la única que estaba junto a él en este momento, pero no podía hacer nada para salvarlo. Si gritaba su nombre, él no me oiría. Si trataba de tocarlo, mi mano atravesaría su piel y mi tacto se evaporaría con el aire, como si yo no fuera más que el viento. Si traba de ponerme delante de él y empujarlo para que retrocediera, obtendría los mismos resultados. Si gritaba por ayuda, tampoco nadie me oiría, en parte porque ahí no había nadie más aparte de nosotros. Y por otra parte, porque yo estaba atrapada en un extraño mundo en el que yo no era percibida, era la nada misma.

Era como si yo fuera solo otra parte del viento.

Podría ponerme a gritar y llorar para alivianar un poco mi desesperación, pero eso no ayudaría en nada a la situación.

Impotencia.

Mi mente me lo gritaba una y otra vez… y lo odiaba. Quería que mi mente se callara y se enfocara en cosas más productivas, cómo de que manera impedir que Peeta cometiera un error cuyas consecuencias solo podrían ser fatales.

-¡Peeta! –volví a gritar, más sabiendo que jamás me oiría. Mi voz era como un susurro que se perdía en el viento. - ¡Escúchame Peeta! ¡Maldita sea, solo… solo escúchame!

Odiaba cómo mi voz sonaba cada vez más baja y se hacía débil. Pero mis ojos empezaban a escocer y sentía este extraño dolor en el pecho, en el lugar en donde estaba mi corazón.

Contrario a mis deseos, los pies descalzos de Peeta avanzaron, acercándose más al lugar en donde las olas rompían contra las piedras. Estaba comenzando a odiar muchas cosas en este momento. Cómo la expresión de su rostro, que contemplaba el mar desde el lugar sobre las rocas en el que estaba subido, como si fuera lo más atrayente que podía figurarse en ese momento. Cómo si se viera lo suficiente tentador con para fundirse con él.

Peeta no sabía nadar.

Ignorando mi lógica empecé a correr hacia el lugar en donde él estaba, mi cuerpo reaccionando por instinto, buscando hacer algo en lugar de quedarse impotente viendo cómo acontecían las cosas en ese momento. Traté de agarrar su cintura, sacudirle el hombro, gritarle en el oído, lo que sea. Pero en lugar de seguir avanzando, mi cuerpo era arrastrado hacia atrás por una fuerza invisible, como si me tratara de una hoja seca siendo arrastrada por el viento.

No entendía que estaba sucediendo. Eso jamás me había ocurrido antes, en ninguna de las veces anteriores.

Trate de alargar mis brazos, rozar su cuerpo con las puntas de mis dedos, hacer algo. Pero él cada vez se veía más lejano, más inalcanzable. Desde que todo esto había empezado, desde que me había visto envuelta en este extraño mundo en el que yo formaba parte de la nada, jamás me había sentido más invisible e inútil para él.

-¡Peeta! ¡Por favor, no lo hagas! – mi voz se rompió.

¡Lilly! Pensé de repente. ¿Dónde demonios estaba Lilly ahora? Nunca había sentido la llama del odio fluir con tanto fulgor en mi pecho por su causa como ahora. Siempre estaba detrás de él, como una maldita larva incluso cuando él mismo no quería ser acompañado por nadie, menos por una chica. Y ahora que más la necesitaba, cuando más necesitaba que ella esté buscando incesablemente al chico aún en contra de su voluntad, ella decide… dejarlo en paz. ¡Aparece maldita sea, te necesito Lilly!

¿Cómo había llegado a este punto? Me pregunté.

Entonces, pausé todos mis pensamientos. ¿Cómo había llegado ahí? Me volví a preguntar.

Tratando de correr por la playa, siendo completamente invisible e impotente para impedir lo que podría ser el posible suicidio de Peeta. Dejándolo roto y herido más allá de la imaginación. Odiando con todo mi ser a una chica que había fijado sus ojos en él y tenía la intención de ocupar el lugar en su corazón que solo yo ocupaba y probablemente a pesar de todo siga ocupando.

Gritando al aire y al viento, conteniendo las lágrimas y deseando más que nunca volver a casa, ser devuelta a la realidad.

Y yo sabía que ya no me quedaba nada. Era solo una chica, inestable y sin alas. Sin padre. Sin hermana. Con una madre con la que nunca tenía contacto, excepto por las llamadas telefónicas. Distanciada de mi mejor amigo. Con todas las personas que alguna vez amé, muertas. Quizás en lugar mejor. Eso era lo que yo esperaba. Era lo que yo tenía que creer.

Y ahora estaba aquí, sumergida en esta realidad que yo esperaba, fuera una fantasía.

¿Cómo llegué ahí?

Este chico era todo lo que me quedaba. Era el diente de león en medio del prado, el que te daba la esperanza de que la primavera se aproximaba. Él único que con su paciencia y amabilidad era capaz de apaciguar el fuego y el odio que constantemente bullía dentro de mí. El que con su amor, aunque jamás lograría borrar las heridas dentro de mí, era capaz de cicatrizarlas, de cerrarlas lo suficiente para que sea posible seguir viviendo sin desangrarse completamente. Aparte de Haymitch era lo único que realmente me quedaba aún cuando todo lo demás se había ido.

Y si ahora lo perdía, no quedaría nada.

Si lo veía morir, no quería pensar en lo que yo sería capaz de hacer. Constantemente, aún me planteaba la posibilidad de quitarme la vida aún sin esto. Con esto, probablemente no pensaría dos veces en escoger la vía más fácil, la más rápida.

Entonces, cerré los ojos y deseé más que nunca despertar, tal como había hecho cuando tuve la primera fantasía. La única diferencia era que en ese entonces, había funcionado.

4 comentarios:

  1. :O!!!

    A ver, recapitulemos.

    ¡Hola bicha! Este es el primer rr que te dejo en una de tus historias porque de hecho es la primera historia que te leo. Y... ¡Gosh! quedé impactada. No es que esperara poco o nada por el estilo, en realidad me metí a la página casi sin pensarlo y cuando leí esto quedé como un minuto en shock. ¡Escribes muy bien! Me ha gustado mucho el prólogo, se nota que le estás poniendo ganas con la historia y te entusiasma un montón. ^^

    Ya quiero saber cómo continúa, así que tienes asegurada una lectora más.

    Nos leemos por ahí... ¡un beso! :*

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  2. Wuuu!! Solo digo que me encanto. Me dejo intrigada! :D Quiero mas :3

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  3. O.O gosh! me dejas impresionada belen -snif, snif- porfavor actualiza ,ok no es un buen modo de persuadir, pero me mata la histo >.< oh el diente de leon!
    ok dsps de las reacciones, voya al cap!!
    la historia empezara aki? o solo es el efecto? porque Kat no puede tocar a Peeta? xd x.x espero leerte pronto :B
    Bss.

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