Capitulo 2 - Chasing Cars.

~

Canción recomendada; fix a heart - demi lovato.
'Baby, I just ran out of band-aids
I don't even know where to start
'Cause you can't bandage the damage
You never really can fix a heart'

Capítulo 2

Lo primero que supe era que había luz por todas partes. Era tanta luz, que por un momento tuve que cerrar los ojos para que no me hiciera daño y luego volver a abrirlos lentamente para acostumbrarme.

Cuando mi vista pudo registrar el lugar en donde me encontraba y empezar a reconocer el entorno, el lugar que veo me hace fruncir el ceño. Parecía el patio de mi casa, no mi pequeña y acogedora casa de antes que sido destruida en el bombardeo al distrito, si no donde me había mudado después de ganar los juegos. Pero la diferencia era que ahora estaba llena de gente.

No, no era solo eso. Era la manera en la que la gente estaba acomodada en su jardín y la decoración del lugar lo que me dejaba suspicaz.

Me atrevo a avanzar entre la gente y camino a través del pasillo que habían dejado en medio de los grupos de personas, miles preguntas paseaban por mi mente muriendo por materializarse. Pero es cuando alzo la vista y veo la escena desarrollándose frente a mis ojos que finalmente me pierdo. Veía a Gale, en sus mejores prendas, sonriente e insoportablemente apuesto. Parecía incapaz de sacar los ojos de la persona que estaba frente a él.

No tengo tiempo de pensar en cómo me hace sentir eso porque sigo la dirección de su mirada encontrándome con el objeto de su atención, y entonces, algo pesa en mi estómago y al aire abandona mis pulmones.

Vistiendo un bonito vestido blanco y hasta las rodillas, con muchas pequeñas trenzas en el semi recogido de su cabello, unos ojos iguales de grises le devolvían la mirada. Era yo.

Me estaba casando con Gale, lo supe al instante al ver que éste le entrego un pan sin abandonar nunca la mirada de su rostro. Algo se prendió dentro de mí.

Esto no podía estar pasando. Gale se había ido, junto con todos los demás. Y yo estaba sobreviviendo bien como estaba; sola. Después de todo eso era en lo que siempre fui buena sobreviviendo en situaciones de inesperadas y burlando a la muerte cada vez que trataba de agarrarme entre sus garras. Y matrimonio, implicaba niños tarde o temprano y eso era algo que nunca me daría el lujo de desear. Siempre había sido así y aún con todo lo que había pasado, al contrario de cambiar mi mente ese pensamiento se había fortalecido.

Y tampoco podía ignorar el hecho de que yo ya no tenía a nadie. Después de tanto pelear, las heridas dentro de mi eran demasiado insoportables con para querer ser atendidas. Si eso no era suficiente, tenía las cicatrices grabadas en mi piel. Y ya no me quedaba ganas de seguir luchando por mí; sentía cómo la energía ya había sido drenada lejos de mi cuerpo.

Quizás hasta había olvidad quién era yo.

Era por eso que me parecía tan irreal la escena frente a mí que no podía evitar sospechar de todo y de todos. Y también me dolía.

No, esto no podía estar pasando. Tenía que ser un sueño.

Es entonces cuando la realización me golpea.

Un sueño. Eso era. Tenía que serlo.

Entonces se me ocurre que sabiendo donde estaba parada deseaba tener algo de poder en lo que estaba pasando, por lo que intento hablar conmigo misma.

-Sabes que esto está mal. – le digo a la versión de mi misma vestida de novia. – Tienes creencias. No puedes ignorar tu manera de ver las cosas y contraer matrimonio.  Si ignoras tu forma de pensar… ¿Qué es lo que te queda? ¿Qué nos queda?

Cuando las palabras escapan de mis labios, me doy cuenta de dos cosas. Que mis ojos empiezan a picar y que mi yo no me estaba escuchando, como si nadie le hubiera hablado en ningún momento. Sin embargo, yo no puedo detener las palabras que escapan de mis labios.

-Detente. Por favor, detente.

Entonces veo que Gale parte un pedazo de pan y le pasa la mitad, invitándola a ponerlo sobre el fuego.

-¡No puedes casarte con él! – grito, avanzando hacia ellos. -¡Tú no eres yo! ¡No puedes ser yo!
Una risita escapa de sus labios, mientras sostiene el pan quemado y parte un pedazo, llevando a los labios de su nuevo esposo.

Una lágrima traicionera escapa de uno de mis ojos. Porque no podía ver a esa persona en frente de mí como si fuera yo, porque me sentía traicionada. Porque Gale era mío y sentía cómo si alguien me lo estuviera robando.

¿Pero no se me había sido arrebatado ya?

Él ya se había ido y las cosas ya no eran las mismas entre nosotros incluso antes de haberlo perdido. Mi compañero de caza, mi aliado, mi mejor amigo se había ido… junto con una parte de lo que yo era.

Y eso me deprimía. Al mismo tiempo que alivio.

Sentía alivio porque yo sabía que yo no sería capaz de manejarlo si tenía que verlo todos los días, no ahora. Confiaba en que encontraría su manera de sobrevivir y ser feliz, porque el también era un sobreviviente. Pero ahora no podía afrontar que esa felicidad sea encontrada cerca de mí y dentro de mi vida.

Pero sentía depresión por la manera en la que todo se había terminado. Porque el hecho de que él se fuera y me dejara solo agregaba una persona más a la larga lista de pérdidas en mi vida.

-¡Quita tus manos de él! ¡Él creó la bomba que la mató! ¡Su arma mató a Prim! – le grite, no sabía si a mí misma o al mundo entero. Las lágrimas caían de mis ojos y sentí una presión en el pecho enseguida, haciendo que doliese.

Supe que una parte de mí se arrepentía de haber dicho eso por el dolor casi físico que sentía, pero no podía encontrar la fuerza suficiente para retractarme.

Aún había mucho odio dentro de mí. Un odio que estaba dirigido a nadie en específico, pero al mismo tiempo estaba dirigido a todo el mundo y al mundo en sí por dejar que existiera tanta maldad dentro de él.

Entonces la veo. Sus hermosos ojos azules que me observaban desde la distancia, con un deje de tristeza y desaprobación brillando en ellos. Pero también había la compasión y amor que siempre conocí en ellos. Ella se veía diferente.

Su rostro se veía lo suficientemente transparente para permitirme visualizar lo que había detrás de ella. Su cuerpo estaba incompleto. Tenía un solo brazo y solo una de sus piernas estaba completa. También estaba flotando.

No pude soportarlo. Olvidándome del mundo entero comencé a correr hacia ella, mi corazón explotando dentro de mi pecho y todo mi cuerpo ardiendo por tocarla. Vi sus ojos dejar de observarme por un escaso segundo para enfocarse en algo más, el segundo que a mí me tomó saltar sobre ella y cubrirla con mi cuerpo.

Pero su cuerpo ya no estaba. Caí al suelo sin tener el tiempo suficiente para reaccionar, haciendo que mi rostro impactara de lleno con el pasto. No deje que el dolor me distrajera. Me levanté rápidamente y mis ojos empezaron a escanear mi entorno frenéticamente, buscando cualquier signo de Prim.

Pero ella ya no estaba.

Nunca más iba a estar.

Derrotada, baje la mirada y mis dedos se aferraron al pasto y la tierra bajo mis manos. Entonces, mis ojos ven primrouses en el lugar en donde ella había estado flotando hace unos segundos atrás. Es ahí cuando una de mis manos coge una y las lágrimas ya no tienen control y mis sollozos dejan de tener piedad de mí, logrando que todo mi cuerpo se sacudiera anhelando su presencia.

Hubiera preferido poder vivir mil vidas y entregarlas todas, solo a cambio de la suya.

Entonces los sollozos de convierten en gritos y espero a que todo se vuelva negro, para que la inconsciencia volviera a recibirme una vez más. Pero eso nunca pasa.

Pudieron haber pasado días, meses, antes de que tuviera la fuerza de voluntad para moverme, y entonces me siento más sola que nunca.

Recuerdo que la mirada de Prim había abandonado la mía segundos antes de desaparecer, por lo que llevada por un impulso que no comprendía, arranque una de las primrouses y la coloqué detrás de mi oreja, antes de girarme y buscar el lugar en donde había mirado.

No tengo energía para sentir más dolor, pero lo que veo consigue que una chispa de desesperación sacuda mi cuerpo. Sus rulos rubios tapaban sus ojos por como tenía la cabeza gacha, pero consigo distinguir sus mejillas húmedas incluso desde donde estoy.

Me pregunto qué demonios está haciendo él en este sueño, hasta que lo veo vestido con el uniforme de la panadería y con un pastel entre sus manos. Se  acerca a pequeña mesa colocada detrás de todos los invitados sentados y coloca la torta en el medio. Luego ordena algunas cosas mejor y se limpia las manos en su delantal.

Veo que abre sus labios, como si estuviese suspirando y entonces, finalmente veo su rostro. Sus ojos azules se enfocan en algo, pero yo me niego a leer las emociones que transmiten, sabiendo que es imposible y que solo harían más poderosas las punzadas que sentía en el estómago. Sigo la dirección de su mirada para evitar mirarlo a él y entonces, si recién estaba deseando morir ahora no me importaría que sencillamente se limitasen a enterrarme debajo de la tierra, este viva o no.

Los invitados aplauden, como si estuviesen felices y se levantan de sus asientos. Porque los novios se están besando. Porque los novios ya no son novios, ahora son esposos.

Vuelvo a observar a Peeta y veo sus ojos aguados, pero las lágrimas se negaban a dejar el refugio de sus pestañas. Lo veo apretar los puños con fuerza a sus costados y me pregunto si el Peeta de mi sueño también está envenenado.

Entonces con un gesto de dolor se saca el delantal y lo coloca debajo del brazo, baja la cabeza y se gira, comenzándose a marchar. El gesto de derrota no podía ser más claro.

Llevada por otro impulso y porque me negaba a quedarme aquí a seguir observando cosas que no podría soportar, me mezclo entre la gente y lo sigo, pero es sorprendentemente rápido. Cuando llego al lugar en donde él estaba parado ya no está a ningún lugar a la vista.

Entonces empiezo a correr, porque tengo una idea de donde pudo haber ido.

Cuando lo vuelvo a encontrar, lo veo entrando a la panadería. Corro para alcanzarlo y lo sigo adentro. Él tira su delantal al suelo y sube las escaleras, y yo lo sigo. Llega hasta una puerta y entra, luego se dirige directamente a la cama y deja caerse pesadamente sobre el colchón. Sus codos se apoyan sobre sus rodillas y sus manos se dirigen a su cabello rubio, enterrando su rostro.

Y lo escuchó llorar.

Y él llora, y llora, y llora, y yo me quedo completamente estática, totalmente en blanco escuchando su dolor materializarse en sus lágrimas.

Entonces decido huir de ahí, porque no puedo manejar esto. No puedo ver el dolor de alguien más cuando mi propio dolor me está sofocando. Es egoísta, pero no me importa.

Nadie sobrevive a base de amabilidad.

Me preparo para salir corriendo, pero algo me detiene. Peeta levanta la cabeza, sus ojos aguados y rojos enfocándose en la pared.

-No puedo con esto. No puedo hacerlo… - murmura con voz rota, negando.

No sé si puede verme, tampoco escucharme. Ni siquiera creía que pudiese percatarse de mi presencia.

Pero aún así, respondo.

-Yo tampoco.

Y entonces, dos manos me sacuden hasta que abro los ojos y me conecto con la realidad. Lo primero que puedo ver es el rostro de Sae contorsionándose en una mueca de preocupación. Una de sus manos se dirige a mi mejilla y noto que esta húmeda. Había estado llorando en sueños.

Me pregunto si grite en algún momento.

-Ya es tarde, niña. Deberías irte a casa. – me dice y una mirada a la ventana me demuestra que efectivamente ya había oscurecido.

Asiento y me levanto en silencio, caminando hacia la puerta sin pronunciar palabra. Evito mirar a la niña que se cruza en mi camino antes de que saliera de la casa y entonces, estoy afuera.

Sabía que no quería irme a dormir, así que ignoro el frío viento que azota mi cuerpo y hago mi camino al bosque.

Y entonces hago algo inesperado.

Ignoro mis flechas y voy directo a un árbol, a uno alto y comienzo a escalar. Mis músculos se quejan por el repentino ejercicio, pero no permito que eso me detenga. Subo a la parte más alta del árbol, donde las ramas aún podían sostener mi peso y me siento en una, apoyando mi espalda por el tronco del árbol.

El ambiente a mí alrededor era tan frío que me hacía temblar imperceptiblemente, pero no me importa. Porque al mismo tiempo me relajaba y alejaba mi mente de cualquier pensamiento, concentrándome solo en mantenerme caliente.

Una inesperada calma me rodea y entonces miro al cielo, mirando directamente a la luna y preguntándome una vez más porque sobreviví. Las lágrimas regresan a mí junto con el dolor, siento que todo el cuerpo me duele y me toco el pecho, porque siento como se desgarra y se abre sin saber cómo detenerlo.

Si saltase de esta altura, probablemente me rompería la columna, pero no tenía garantizada la muerte. Quizás si me rompiera la nuca o alguna otra parte del cuerpo y sangrara hasta quedarme drenada…

Pero no me atrevo.

Me niego a sucumbir a los deseos de mi mente y grito, y lloro, y le reclamo al cielo y al mundo porque me dejan vivir si solo me darán tanto dolor que la muerte sería un regalo precioso, si van a arrebatarme a todo lo que amo junto con los motivos y las ganas por seguir viviendo.

Grito como si la luna tuviese las respuestas que estaba buscando. 

2 comentarios:

  1. Te diré que es una historia maravillosa. Y el momento en que visualicé a Peeta llorando... así...me dieron ganas de llorar a mí :'(
    Amo ese toque sobrenatural que tiene todo esto.
    Besitos, bicha :)
    Denisse.-

    ResponderEliminar
  2. aaw pobre Peeta, xd esa Katniss del sueño, traicionera!!Bel, me gusta mucho,, siempreme imagine asi, dsps q llegasen del capitolio y volviera todo normal entre comillas, xq imaginate dsps de pasar por tanto,,, es taan realista ytodo, lo qimaginaba! pobre katniss, como sufre, y sola O.o okas, te leo, porfavor por lo q mas kieras escribe el capitulo prontoooo q muero!

    ResponderEliminar

My fanfiction world© :por Belén Vieparoles :: 2012~2013